
Hace poco publiqué una entrada en este blog acerca de mi trabajo como sexóloga, y en ella hablaba de que una de mis tareas es ocuparme de lo que los libros llaman “disfunciones sexuales”. Decía que es como las llaman los libros, pero no muchos sexólogos, que las consideramos dificultades comunes, no disfunciones. Así que se me ocurrió que igual hacía falta un “diccionario” que explicara esta discrepancia, que es mucho más que solo semántica.
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